Se es sostenible económicamente si lo que hay que sostener cuesta poco, dura mucho y genera ingresos, uno de los conceptos aplicados en este proyecto inspirador.
Bogotá, Agosto de 2016. Dos razones primaron en la escogencia de Bosques de Granada y Cayundá para ser seleccionado como proyecto modelo en el municipio de La Calera en la modificación del POT. La primera, la decisión de hacer un urbanismo responsable que proponga una densidad acorde con la vida de un municipio dónde lo rural debe reservarse; la segunda, diseñar desde el comienzo una parcelación sostenible en todos los aspectos, ambiental, social y económico.
“Que nuestro proyecto haya sido seleccionado por la Alcaldía de la Calera como modelo para la modificación del POT en la que trabaja, es la ratificación la filosofía y el sueño de sus promotores, los dueños de la tierra, en su afán de preservar el entorno rural y natural, frente a una realidad imparable de expansión de la ciudad. No lo diseñamos así para obtener una certificación o algún tipo de reconocimiento de orden nacional o internacional, pero nos sentimos complacidos de ser ejemplo para que La Calera se desarrolle mejor, dijo Luis Enrique Maldonado, gestor de Bosques de Granada y Cayundá.
De las 159 hectáreas de terreno sobre las se desarrolla el conjunto, 61 hectáreas están cubiertas por bosques nativos que se conservarán intactos en su totalidad, dice Maldonado al confirmar que el proyecto cedió al municipio de La Calera 24 de hectáreas de ese bosque, 10 más de lo que establecen las reglamentaciones, y se dejaron para la copropiedad las 38 hectáreas restantes.
“El proyecto está conformado por 115 lotes de 2500 y 5000m2 de área, que en total ocupan 37 hectáreas de las 135 hectáreas que quedaron después de la cesión al municipio. Esto significa que el área comunal es de 98 hectáreas, y es más de dos veces y media más grande que el área privada. Aquí se resembrarán más de 75.000 árboles para recuperar 30 hectáreas de bosques”, dice Maldonado.
Por el lado sostenible, Bosque de Granada y Cayundá, tiene un derrotero que determina un programa cuidadosamente diseñado que prevé sostenibilidad ambiental, sostenibilidad social y sostenibilidad económica. En lo ambiental, además del cuidado del bosque, un programado manejo y conservación del agua, con un tratamiento de aguas negras que no da paso a vertimientos en alcantarillado ni quebradas.
El manejo de las basuras contempla una planta de procesamiento para el manejo de sus desechos, previamente clasificados en su origen para la elaboración de compostaje con los residuos orgánicos, y con los restantes elementos, insumos reciclables para vender a la industria.
La sostenibilidad social se concentra con las actividades de Fundación Ser Verde, creada por el proyecto en busca desarrollar iniciativas para que los campesinos cultiven de manera orgánica y vendan sus productos a los residentes a buenos precios bajo los parámetros del comercio justo. También los campesinos de la vereda Márquez y de La Calera podrán capacitarse en oficios que requieran los residentes de la urbanización: plomería, computación, cocina, servicios generales o silvicultura.
Cierra la trilogía la sostenibilidad económica. “Nuestra meta era lograr que la cuota de administración fuera cero, y lo logramos. Se es sostenible económicamente si lo que hay que sostener cuesta poco, dura mucho y genera ingresos. Mantener un bosque no cuesta nada, la naturaleza hace su labor sabiamente. En infraestructura tenemos vías en concreto e iluminación LED. La vigilancia será electrónica: cámaras de video, sensores, alarma y monitoreo las 24 horas. Finalmente, el alquiler del salón de eventos y de los locales comerciales, será una fuente de ingresos para la urbanización así como los dineros provenientes del uso de los caballos, con cual logramos el objetivo.
