Mayo de 2020. Invitado como columnista por la revista Forbes Colombia, el CEO de la financiera Finsocial, Santiago Botero, hace un análisis que titula La nueva generación de las fintech y hace un llamado para que la banca convencional de un apoyo robusto a estas empresas que tendrían un impulso muy importante.
Dice Botero en Forbes: El ‘boom’ de las empresas fintech durante los últimos años, tal como se observa en Latinoamérica, es resultado de un fenómeno global inevitable. Esto no debe sorprender, pues estas iniciativas tecnológicas innovadoras capitalizan el sentido común y la experiencia del usuario con el fin de otorgar créditos rápidos, agiles y sobre todo amigables.
Ahora bien, el valor de las originadoras de crédito digital depende del número de clientes que retienen día a día y, de ahí, su tasa de crecimiento exponencial. En últimas, son valoradas en función de la tracción que van generándole al ecosistema digital. La explicación de este modelo de valoración va más allá de las economías de escala propias del negocio: a mayor tracción, más data y más valor.
¿Cómo logran los originadores de crédito digital inducir suficiente tracción? En primer lugar, con grandes inversiones en mercadeo. En segundo lugar, acudiendo a modelos de riesgo poco probados, aprendiendo sobre el mismo ejercicio crediticio. En tercer lugar, operando con pagarés digitales que, por lo general, no son transables en el sistema financiero.
En consecuencia, los originadores de crédito digital de primera generación arrastran grandes inconvenientes: altos gasto en mercadeo que merman la caja a la compañía, pagarés digitales que impiden el fondeo institucional y una administración sub – óptima del riesgo de crédito.
El análisis publicado en la versión digital de Forbes Colombia continua argumenta que, Como resultado, el crecimiento de clientes y cartera de ese tipo de compañías sólo es viable con recursos propios o mediante rondas de capital, en las cuales la tracción será la vara con que se mide la compañía, con lo cual inicia de nuevo el círculo vicioso. La complejidad de esto radica en que, si la empresa no logra colonizar algún día al mercado de valores, los inversionistas, especialmente los de la última ronda de capital, van a perder mucho dinero.
Desde luego, veremos nacer una segunda generación de originadores de crédito digital o FinTech 2.0, es decir, un tipo de compañía más evolucionada en términos financieros y tecnológicos.
Serán originadores de préstamos operando sobre plataformas digitales que realmente brinden una experiencia impecable al usuario, pero cuyos modelos mitigarán significativamente el riesgo de crédito. Además, serán compañías cuyo valor no dependerá del número de clientes, sino de la rentabilidad propia del negocio, es decir, del valor presente de los flujos de pagos futuros de sus clientes. Y, por supuesto, serán originadores que no dependerán únicamente de los recursos propios, o del capital que puedan levantar en diferentes rondas, sino que también tendrán acceso al fondeo del sistema financiero.
Santiago Botero concluye su columna refiriéndose a la oportunidad que representa para las fintech este momento: El desafío para que esta nueva generación vea la luz del día es enorme, pues requiere que la banca tradicional finalmente se anime a apoyar estos jugadores fintech 2.0. De hecho, los bancos que ya exhiben una transformación digital acertada y otorgan créditos en línea con una experiencia de alto nivel para el usuario son la verdadera vanguardia de esta nueva ola fintech 2.0. En cualquier caso, de lograrse un apoyo robusto desde la banca convencional, los ecosistemas financieros digitales recibirán un impulso enorme. Tanto así, que de ahí puede surgir el tan esperado Netflix de la banca. Pero ese es un tema para una próxima columna.